domingo, 5 de septiembre de 2021

ARRIAR BANDERAS


Pretender hacer el amor y no la guerra pero toparse con una sonrisa que es un arma de destrucción masiva, con la intensidad desintegrante de una mirada como jamás has sentido, con unos hoyuelos que son trincheras imposibles en las que refugiarte, con la calidez de un cuerpo a cuerpo que no fue, con las refriegas que solo duelen en la imaginación...

Arriar banderas y batirse, sin mirar atrás, en una retirada a tiempo que siempre sabe a poco, fijar con valentía en la memoria el recuerdo de lo que no ocurrió, zafarse al caer el sol de la ilusión zigzagueante y guadianesca que, sepultada entre las dunas, pretende emboscarte en una playa no desembarcada.

domingo, 22 de agosto de 2021

Yo no te encontré, fue casualidad II

Hay ocasiones en las que sabes que algo va a ocurrir, un presentimiento que, como una chispa inesperada, prende en la madeja, más bien maraña, de percepciones, deseos, temores, recuerdos de experiencias previas y vete tú a saber qué más ingredientes. Y es que nos viene de serie buscar pautas, explicaciones y sentido —causalidad—, a las simples casualidades. Nos gusta hacernos milongas jugando al solitario porque la cálida explicación de un engaño nos reconforta, nos abraza y calma mejor que la fría constatación de que el azar nos puede quitar de un sitio, de una persona, de una situación..., tan fácil como nos puso antes allí.

Y en ocasiones, cuando tenemos el presentimiento, la seguridad vaga, el runrún de que algo va a ocurrir, somos capaces de reunir todas las casualidades que nos han traído a este punto y encauzarlas a una causalidad que parezca inevitable y aun así sorpresiva.

Estás en mi cama, sin pedir ni dar explicaciones a lo que acaba de ocurrir, y un pensamiento feliz me chiva que podríamos pasar tardes montando y desmontando un lego del Halcón Milenario como excusa perfecta para que la casualidad se repita sin que lo esperemos ni le pidamos ninguna explicación innecesaria.

martes, 22 de junio de 2021

CONCURSO "UN RELATO PARA LEER EN LA RADIO": FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA

Tras 20 quincenas de concurso, por fin llegamos a la conclusión de esta primera temporada que comenzó en septiembre de 2020. Han sido nueve meses y medio en los que cada dos semanas, una diversidad de autores y autoras amateurs y semiprofesionales se han animado a participar en este modesto concurso de microrrelatos. Y he de considerar que ha sido un éxito, dados mis pobres medios de difusión.

En total han sido 485  los relatos que han entrado en concurso, más alguno que por error olvidé meter (por lo que pido perdón a las agraviadas). Es decir, casi 500 relatos de un total de 52 participantes diferentes a lo largo de toda la temporada (33% de hombres y 67% de mujeres que han puesto su imaginación al servicio de esta iniciativa),

En las últimas dos semanas pedí a un jurado que valorara los 20 relatos ganadores de cada quincena, así como los 6 que también consiguieron la máxima puntuación aunque no se proclamaran vencedores. Este Gran Jurado estuvo compuesto por escritores y escritoras de Elche (Virginia Rodríguez, Sheila Lumen, Matías González, Eduardo Boix e Ismael Vives), así como Tere Oteo y Ángel Lara (responsables de la editorial Descentrados) y Paco Trigueros, propietario hasta agosto de 2021 de la librería Ali i Truc (a partir de esa fecha me haré cargo yo de la principal librería de Elche).

Además, pedí a los autores y autoras que votaran en esta ocasión a los relatos que también escribí fuera de concurso, de forma que pudiera tener un ganador de entre mis relatos. A continuación os copiaré el relato elegido por los participantes, y luego vamos con el podio de la Gran Final de la primera temporada de este concurso, y los comentarios de algunos miembros del jurado:

(en negrita veréis las frases con las que debían comenzar los relatos y aquellas que marcaron el comienzo de los de la quincena siguiente)

PROMESAS DE SAN JUAN, de David Reche (1ª quincena)

Al final de aquel verano mentiroso la promesa del amor era soledad pegada de nuevo al alma, como esa humedad de las tardes del agosto crepuscular, que te envuelve con la familiaridad del abrazo de una novia que te dejó hace tiempo y a la que decidiste no olvidar.

Añoraba septiembre y que su rutina sepultara inconsciente el recuerdo de risas y gozos de aquella noche sanjuanera, cuya resaca seguía martilleándome dos meses después. Pero contra toda lógica, al final de aquel verano regresé a la que pudo ser nuestra playa, a brindar por un futuro inventado que, como decía la canción, simplemente no existía.


El podio final de la temporada ha sido el siguiente:

En tercera posición, ha quedado el relato

LAS CUATRO ABUELAS, de Américo Fojo.

Al instante, cesaron las risas y tres pares de ojos miraron atónitos a Carmen, cuando dijo a media voz, como si hablara consigo misma:

El otro día llamé al amor de mi vida por teléfono, y cuando atendió, corté rápido…me hizo bien saber que no murió aún.

El juego de cartas quedó olvidado y las tres amigas preguntaron consternadas:

¡Pero Carmen, qué dices! ¿el amor de tu vida? ¿una aventura a tu edad? ¿y por qué cortas antes de hablar?

No hace falta hablar…ella ya sabe quién le llama


Matías González: En el poco espacio del relato se muestra una acción habitual que esconde un hecho trascendental para la protagonista. Se juega con las expectativas y prejuicios de los participantes para crear un gran contraste con el desenlace. El final es lo suficientemente sutil para estimular al lector.



En segunda posición:

VIDAS PARALELAS, de Silvia Espina.

Al final de aquel verano, al llegar a mi casa y abrir la puerta, me vi salir. Intrigada, decidí seguirme.

Caminé varias calles observándome; me espié entrando en un sórdido bar y comenzando a beber, mientras alguien intercambiaba conmigo papelinas por dinero.

Me vi salir del bar y llegar a la estación de tranvías. Muy nerviosa, me situé detrás de mí y allí, sin pensarlo, cuando entró el primer vagón, me empujé con fuerza hacia las vías.

Sorpresa y horror se apoderaron del público, confusión que aproveché para alcanzar discretamente la salida.

Mi vida paralela había desaparecido.


Virginia Rodríguez: Destaco su originalidad, escritura fluida y esa sensación que te deja a final de pensar que podría ocurrirte a ti. Intrigante y sencillo a la vez, fácilmente creas complicidad con él

Tere Oteo y Ángel Lara: Efecto sorpresa. Hay pocos que lo hayan conseguido. Destacamos la calidad narrativa.

Paco Trigueros: Tiene misterio e imaginación, además está resuelto de forma brillante.


en el primer puesto del podio hemos tenido un empate que fue resuelto por Cristina Medina, directora de informativos de Radio Elche Cadena SER y directora del programa Hoy por Hoy Elche, del que forma parte la sección de radio "Libros y música para un paseo en Vespa", donde se ha desarrollado el concurso:

Relato subganador:

VESTIDA DE NEGRO, de Raquel Zaragoza.

Vacía pero segura, avanzo, con un manto negro, oscureciendo la luz del día. «Yo soy la noche, la negrura. Y ahora es… ¡mi momento!».

Dicen de mí que no soy de fiar. Me tachan de embaucadora, y quizá tengan razón. Hoy soy noche cerrada: desnuda de luna y estrellas. Aun así, resulto muy seductora; levanto pasiones entre los noctámbulos amantes de la oscuridad. Soy lo prohibido, el lado oculto de la vida. Pero también soy la que repara, la que inspira…

«La humanidad debe dormir para poder despertar». ¡Shhh…, silencio!, mientras la ciudad duerme, sueña el pueblo.


Sheila Lumen: La originalidad desde el principio con la personificación de la noche, la oscuridad, es increíble. Vuelve bello algo terrorífico. El uso del ritmo y el lenguaje retórico, recuerdan al lector la belleza de la noche. Lo abstracto se concreta en una herramienta para el ser vivo que duerme creyéndose sabio en su ignorancia.



Y el relato ganador de la temporada es:

EL MENDIGO, de también Raquel Zaragoza.

Todos los días me traía papá un trozo de pan para cenar…, y unos céntimos para guardar en mi hucha.

Él fingía que llegaba cansado de tanto trabajar. Yo fingía que le creía.


Tere Oteo y Ángel Lara: Dice mucho con pocas palabras. Destacamos la calidad narrativa. Nos parece un gran micro con todos los ingredientes que han de tener.

Matías González: El relato es extremadamente corto y aun así potencia un contraste muy importante, que hace partícipe al propio título. Densidad.

Eduardo Boix: El mejor relato de todos. Muestra una realdad social sin mucho artificio.




Una vez más, gracias a todo el mundo, autoras, autores y miembros del jurado por su participación.

Seguimos en septiembre de 2021.



viernes, 4 de junio de 2021

CONCURSO "UN RELATO PARA LA RADIO" (Y quincena XX -2020/2021-: A veces ocurre)

  A continuación podéis leer, por orden alfabético a partir del primer relato recibido esta quincena, las obras presentadas en la 20ª edición del concurso de microrrelatos que he organizado para mi sección de cada dos martes en Radio Elche: Libros y música para un paseo en Vespa.

Pedí por las redes y a través de la web MeetUp y mi Facebook que se me envíen microrrelatos que comiencen con la frase «A veces ocurre», frase con la que terminaba el relato ganador de la quincena anterior.

Una vez finalizado el plazo de recepción, es cuando los hago públicos en este blog y pido a los propios autores que valoren los relatos del resto de participantes y puntúen los tres que consideren más completos, con 3, 2 y 1 puntos. Tienen que enviar su veredicto a mi correo electrónico (dareces@gmail.com) para que cada uno de ellos realice su votación sin saber cómo están votando los demás.

Además, el resto de lectores también podéis votar de la misma forma que los autores (3 relatos con 3, 2 y 1 puntos). Vuestras preferencias servirán para que, en caso de empate entre dos relatos, elegir la obra ganadora. Ya hemos tenido que recurrir dos veces de cuatro al voto del público.

El relato ganador será leído en la sección de radio de la semana siguiente y su frase final será la de comienzo de los relatos de la próxima semana.

Además, el autor/a del relato ganador se lleva de regalo un paseo en moto, de Scootatrip.

Tenéis de plazo hasta el lunes 7 de junio a las 14 horas para enviar las puntuaciones a mi correo electrónico (dareces@gmail,com). El relato ganador será leído el martes 8 de junio en el espacio Libros y música para un paseo en Vespa de Radio Elche, sobre las 13:45 del mediodía.

¡Suerte!

ACTUALIZACIÓN 1: Una vez finalizado el plazo de votación, desvelamos la autoría de cada relato.

ACTUALIZACIÓN 2: Una vez desvelado en la radio, ordenamos el orden de los relatos, de menor a mayor puntuación..


¿TARA O HIPERSENSIBILIDAD?, de Marcelo Celave.

A veces ocurre que entro en trance...

Me pasó ayer, un segundo antes de agarrar la única nectarina madura que quedaba en el árbol de mi vecina. Justo ese segundo donde la vida se detiene, se olvidan los arañazos arteros de la acacia, las gotas de sudor culpable de la siesta estival y se paraliza la respiración.

La nectarina que se intensifica en el rojo oscuro de su aterciopelada piel y el tamaño crece hasta ocupar toda mi visión, mientras los gritos de mi madre entran en una reverberación cada vez más tenue y lejana:

¡Bájate de ahí que te vas a matar!


NUNCA DEJES DE CREER, de Marcelo Celave.

A veces ocurre hija, que el hecho más impensado viene en tu ayuda.

El abuelo estaba a punto de malvender nuestro almacén en la llanura, porque los lugareños ya no querían venir de la ciudad.

Pero una noche escuchamos un ruido ensordecedor y el piso tembló. La tierra rugió al producirse un choque tectónico a escasos 1000 metros de nuestro almacén.

Toneladas de lava incandescente, llamas gigantescas, avalanchas de piedra volando por los aires… fue el aquelarre más terrorífico que puedas imaginar.

Hoy, nuestros Telluric Stores reciben turistas de todo el mundo, periodistas, influencers, documentalistas… embelesados con el volcán nacido de la nada.


DIFERENTES, de Martina Arreaza.

A veces ocurre, pero no siempre.

Los vecinos se quejan a menudo de su comportamiento, pero yo no les hago caso.

Él, austeramente fuerte, casi colérico y celoso en su terreno. Ella en cambio, pequeñita, audaz, mimosa y coqueta; nada más despegar el alba, paseaba presumida con su mejor lazo. Una monada.

Hoy en cambio, parecen dos auténticos enamorados; disfrutando plácidamente frente al sol de la terraza y regalándose arrumacos y su mutua compañía.

¿Quién dice que por su naturaleza, se tengan que llevar como el perro y el gato?

Yo los adoro.


CIELOS Y BANDERAS, de Américo Fojo.

A veces ocurre que la imaginación se dispara y nos hace volar.

De niños, cuando la maestra nos contaba que la bandera argentina llevaba los colores del cielo, yo me preguntaba:

«¿El cielo del país de mi papá, en Pontevedra, sería rojo y amarillo?»

«Pero cómo: ¿cielo rojo y nubes amarillas o cielo amarillo y las nubes rojas?»

«¿Y el cielo de la Italia de mamá?»

«¿Cielo verde y nubes blancas…pero…dónde ponía el rojo?»

Busqué en la enciclopedia, orgullo de la familia, esa página doble. Banderas del Mundo.

Quedé desconcertado:

«¿Cómo sería el cielo de Gran Bretaña?»


IRRISIONES, de Paquita Márquez.

A veces ocurre que te entran tales irrisiones por cualquier tontería, que eres incapaz de aguantarlas y te empieza a cosquillear el aleteo irresistible de la risa, como si tuvieras pájaros dentro del pecho. Entonces salen de tu garganta mirlos o alondras trinando risas y las llevan revoloteando por los aires.

Yo creo que la gente que ríe jubilosa hace crecer bandadas de pájaros que llenan de alegría nuestras vidas. A veces, al abrir muy temprano la ventana, oigo el alboroto feliz de las golondrinas y pienso: «¿Quién estará riendo a carcajadas?» Y entonces echo a volar mi sonrisa…


RUSA, de Ana Montesinos.

A veces ocurre a las 3 de la mañana y otras veces a las 6 de la tarde, en ocasiones me llenan de alegría, me abren el pecho y la satisfacción se siente en mi cara, en mi forma de respirar, en la comisura de mis labios y en las arruguitas de mis ojos, en otras me abaten, me dejan sin fuerza, sin aire y mis lágrimas fluyen como manantial de agua helada.

Quería una línea recta, estable, solida, pero mis emociones, mis sentimientos, son montaña rusa, suben, bajan, provocan miedo, generan adrenalina, dan vértigo, me marean para luego darme paz.


SENECTUD, de Raquel Zaragoza.

A veces ocurre, por extraño que parezca, con la edad hay momentos en los que se confunde la tenue luz del ocaso con la del amanecer…

Yo lo llamo ilusión. Otros lo definen como demencia.


CANGURO DE NOCHE, de Paquita Márquez.

A veces ocurre, sí, pero solo a veces…

¡Ya…! Pero no podré dormir tranquila, señora. Me dan miedo los sonámbulos. Yo tenía un primo sonámbulo y una noche que dormí en su casa me dio un susto de muerte. A media noche me desperté, y ahí estaba él, sentado en mi cama mirándome sin pestañear y moviendo los labios sin sonidos. Literalmente, me meé de miedo…

--No, no, tranquila, no la molestará. Solo tiene que vigilar que no haya cerillas ni encendedores a mano, porque, cuando se levanta sonámbulo, lo único que quiere es estrenar su disfraz de bombero.


DIFÍCIL DECISIÓN, de Mari Bastida.

A veces ocurre, se enredaron una noche de tormenta.

¿Qué te pasa corazón? ¿Por qué estás triste?

Preguntó la razón.

Porque no soy como tú, frío y calculador.

Solo quiero que seas feliz.

En primavera, el aroma que desprenden las flores me envuelve y me siento feliz. Cuando la brisa me acaricia en la playa, las olas me saludan y me siento feliz.

Entonces, ¿Por qué lloras?

Seguí tus consejos, hice las maletas y me marché dejando atrás lo que más quería. Ahora me siento vacío, ya nada será igual.

-Créeme, no valía la pena, lo olvidarás.

La tormenta se alejó al amanecer.


TAN CERCA, TAN LEJOS, de Raquel Zaragoza.

A veces ocurre, casi siempre al amanecer…

Mientras un novelista celebra con tinta su calenturienta imaginación; en el piso de arriba, su mujer se siente sola en la cama.


DICHOSA MASCARILLA, de Martina Arreaza.

A veces ocurre, nos encontramos a gente que nos saluda. ¿Quién será?

Esos ojos azules como el mar, que expresaban una candidez innata no me han dejado dormir. Me recuerda algo.

Esta mañana, en mi diario paseo matutino por la orilla de la playa; he tenido la clarividencia de recordar mis mejores y peores años. Y supe quién eras, pero …«no merezco ese saludo».


BAILAR, de Ana Montesinos.

A veces ocurre tras la desinhibición que te proporciona una copa en el bar. La oscuridad del local y la pista de baile abarrotada de gente ayudan a ese momento. Cierro los ojos, mi cuerpo se mueve al compás de la música que suena. Dejo de oír las cientos de conversaciones de mi alrededor, y me centro solo en mí. No puedo dejar de moverme, mis ojos siguen cerrados, imagino que estoy sola, sigo bailando, sonrío, me siento libre. Abro los ojos y te veo, nos miramos, no sé tu nombre, pero nos besamos como si el local estuviera de nuevo vacío.


HOSTAL DE CARRETERA, de Mari Bastida.

A veces ocurre, necesitaba descansar. Llevaba varias horas conduciendo por aquella solitaria carretera. Los árboles retorcidos, apostados a cada lado y la espesa niebla, le daban un aspecto fantasmagórico.

Un desvío llegaba hasta un hostal. Parecía abandonado, pero varias luces iluminaban la entrada. Al registrarse se dirigió a su habitación.

Se percató de que esas luces provenían de unos cuadros acristalados que adornaban las paredes. Representaban varias caras desde cuyos ojos, se proyectaban aquellas luces que vio desde fuera.

A media noche un trueno lo despertó, y una fuerza proveniente del espejo lo succionó.

Desde entonces, forma parte de la iluminación del hostal.


VÍCTIMAS COLATERALES, de Raquel Zaragoza.

A veces ocurre, y cuando pasa… ¡todo merece la pena!

Sé que no debo acercarme al patio durante el recreo. Sé que está prohibido, pero no lo puedo evitar; lo necesito.

De entre todos los niños, solo atrae mi atención la pelirroja pecosa. Estoy obsesionada con ella. ¡Cuánto me gustaría abrazarla!

Si tengo suerte, antes de que suene la campana, Carlota me verá asomada a la verja y lanzará un beso y una sonrisa; entonces, me podré ir contenta al hospital.

¡Maldita pandemia!, cuando doblo turnos…, casi no puedo verla.


EL INTRUSO, de Américo Fojo.

A veces ocurre que un personaje se nos cuela dentro, impertinente y obsesivo.

Entra sin pedir permiso y nos quiere contar su vivencia, insistiendo en que le demos voz a su silencio.

Pero atención, no quiere un narrador, busca un testigo.

Tampoco un talentoso solista; necesita un intérprete que aporte ritmo a su melodía.

También ocurre a veces que no escuchamos, pasamos de largo y seguimos nuestra ruta diaria.

Entonces el protagonista nos echa una mirada socarrona, se esfuma y sale a buscar a otro, alguien más valiente y sensitivo.



Y el podio de la vigésima y última quincena de esta primera edición del concurso queda de la siguiente manera:

Tercer puesto, con 6 puntos:

MOLÉCULA DE DIOS, de Nahuel Fojo.

A veces ocurre que los caminos se nos cruzan con aquellos compañeros terrenales a los que no vemos con frecuencia.

Allí pasé al lado de uno.

Inalterable yo sonreí y se frotó sobre mí para continuar su camino.

Yo sé que ambos conectamos.



Empate a 8 puntos en la segunda posición para:

COBARDÍA, de Silvia Espina.

A veces ocurre que ante un hecho detestable nos quedamos paralizados, sin reaccionar ni tomar una iniciativa adecuada a la gravedad del hecho.

Sucedió durante el incendio de una vivienda en mi barrio.

Aterradoras lenguas de fuego se elevaban desde el sótano y por los angostos balcones asomaban personas desesperadas, clamando ayuda a los bomberos, ajetreados en su intento de rescate.

La gente comentaba que era obra de un pirómano.

Al correr hacia casa pasé junto a un hombre que, sonriente, clavó en mí sus ojos burlones. Me petrificó. Llevaba un bidón de gasolina.


PASEO ENTRE NUBES, de Ana Medina.

A veces ocurre (a mí con bastante frecuencia). Cuando miro el mar siento nostalgia por la distancia, tristeza por el olvido. Son tantos sentimientos encontrados en un solo corazón, que a veces, este resulta demasiado pequeño para albergarlos todos juntos. El vaivén de las olas me trae recuerdos, de ida y vuelta, de vida y de esperanzas. Es algo así, como recorrer el cielo sentada en una mullida nube. La estrella que me acompaña va iluminando el camino, ella con su luz me ayuda a que encuentre lo que realmente busco.



Y la última ganadora de esta edición es:

PERFUMES, de Paquita Márquez.

A veces ocurre que lo que creías eterno, resulta ser efímero por no haber sabido cuidarlo y mantenerlo. Pero también puede ocurrir lo contrario, que lo efímero resulte duradero, como este olor tan tuyo que me persigue por toda la casa. Ese aroma a bosque, a flores y a lluvia de primavera que te envolvía y que dejaste encerrado en casa tras tu portazo de despedida. Me empeño en ahuyentarlo destilando olor a rabia, a celos y a venganza… Pero al momento esos se diluyen y solo quedan tus perfumes. Entonces, avergonzado, procuro mantenerlos intactos envueltos en arrepentimiento…



Fuera de concurso:

ARMAS DE MUJER, de Narcís Ibáñez.

Ssapina

A veces ocurre en la juventud creando situaciones de lo más insólitas. Tiempo atrás, estando en una discoteca para bailar pegado, especialmente la canción Mis manos en tu cintura, un amigo me dijo unos días antes: «Si te colocas una banana en el bolsillo del pantalón, la bailarina se ladeará hacia el contrario y allí estará tú mano esperando su trasero».

Buscando la situación propicia para besar sus labios y deslizar la mano izquierda hacia el pecho, al meter mi mano en su turgente pecho me encuentro con el relleno de esponja que exaltaba su busto.

¡Cazador cazado!


EMPATÍA, de Rosa García Panera.

A veces ocurre, le abres la puerta hasta que pasa, lo repites, pues el portal tiene dos y luego la del ascensor. A qué piso, preguntas, es mayor y te provoca ternura su indefensión, eres sentimental. No te mira y eso acrecienta ese afán de protegerla, será tímida, o quizá es de las que no entran en el elevador con nadie y hoy se le ha olvidado.

Vas a hablarle cuando el ascensor se detiene, abres la puerta y la mantienes abierta para que salga. Y ella lo hace, no te mira, no te da las gracias, no te dice adiós.



NORMALIDAD, de David Reche Espada.

A veces ocurre que se le olvida que aún no me ama, y me sonríe como si el cielo entero se abriera tras una tormenta sombría, en ocasiones sucede que la intensidad de sus ojos me colapsa, derrumbando cualquier defensa que pretendiera numantina, de tanto en tanto pasa que nuestras manos se entrelazan engañando a la realidad terca.

Pero, y ya sabían ustedes que habría un pero, lo que siempre ocurre es que cuando la lluvia de la ilusión amaina, el río se desdesborda, las lindes reaparecen, las fronteras se definen, y la normalidad mata a la irrealidad.

viernes, 21 de mayo de 2021

CONCURSO "UN RELATO PARA LA RADIO" (Quincena XIX: Pero eso pasa solo a veces)

 A continuación podéis leer, por orden alfabético a partir del primer relato recibido esta quincena, las obras presentadas en la 19ª edición del concurso de microrrelatos que he organizado para mi sección de cada dos martes en Radio Elche: Libros y música para un paseo en Vespa.

Pedí por las redes y a través de la web MeetUp y mi Facebook que se me envíen microrrelatos que comiencen con la frase «Pero eso pasa solo a veces», frase con la que terminaba el relato ganador de la quincena anterior.

Una vez finalizado el plazo de recepción, es cuando los hago públicos en este blog y pido a los propios autores que valoren los relatos del resto de participantes y puntúen los tres que consideren más completos, con 3, 2 y 1 puntos. Tienen que enviar su veredicto a mi correo electrónico (dareces@gmail.com) para que cada uno de ellos realice su votación sin saber cómo están votando los demás.

Además, el resto de lectores también podéis votar de la misma forma que los autores (3 relatos con 3, 2 y 1 puntos). Vuestras preferencias servirán para que, en caso de empate entre dos relatos, elegir la obra ganadora. Ya hemos tenido que recurrir dos veces de cuatro al voto del público.

El relato ganador será leído en la sección de radio de la semana siguiente y su frase final será la de comienzo de los relatos de la próxima semana.

Además, el autor/a del relato ganador se lleva de regalo un paseo en moto, de Scootatrip.

Tenéis de plazo hasta el lunes 24 de mayo a las 14 horas para enviar las puntuaciones a mi correo electrónico (dareces@gmail,com). El relato ganador será leído el martes 25 de mayo en el espacio Libros y música para un paseo en Vespa de Radio Elche, sobre las 13:45 del mediodía.

¡Suerte!


ACTUALIZACIÓN 1: Una vez recibidas toda las votaciones, se añade la autoría de cada uno de los relatos.

ACTUALIZACIÓN 2: Una vez desvelado el veredicto en Radio Elche, se reordenan los relatos de menos a más puntuación.


UN ENCUENTRO INESPERADO, de Mari Bastida.

Pero eso pasa solo a veces, como aquel día al ir a trabajar.

Salió de madrugada dirigiéndose hacia su coche cuando, un vehículo que circulaba en ese momento alumbró en la calzada un bulto sospechoso, algo que, bajo la tenue luz de las farolas, no lograba identificar.

Intrigada, decidió acercarse para inspeccionar, quizás no fuera prudente, las sombras pueden ser traicioneras, pero no pudo evitar la curiosidad.

El objeto no llevaba ninguna identificación, sin embargo, desde el suelo le pareció escuchar:

«Tómame, soy tuyo».

¡¡Qué suerte tengo!! podré darme un buen caprichito, pensó ilusionada.

Sin dudarlo cogió aquellos doscientos euros abandonados y se marchó tan contenta.


SUSPIROS Y LLANTO, de Ana Medina.

Pero eso pasa solo a veces. Apoyada en la ventana Verónica lloraba desconsoladamente. Me confesó que se había enamorado. Comprendí que, quien experimenta el vértigo que produce estar enamorado, no puede olvidarlo nunca. —A mí me pasó—, me enamoré locamente de un hombre que no era el apropiado. Después de varios meses lo dejamos, porque era una relación que no iba ni para adelante ni para atrás. «Todos los días lloraba por el amor perdido». Menos mal, que eso de enamorarse pasa solo a veces,si ocurriera más a menudo estaría muerta con tanto llanto y suspiros que lancé al aire.


QUÉ VUELTAS DA LA VIDA, de Marcelo Celave.

Pero eso pasa solo a veces muy remotas decía el médico ante mis dudas si podía fallar el DIU.

Tiene una efectividad del 98%, no tiene efectos secundarios. Se lo recomiendo totalmente.

La verdad es que me agradaba y me inspiraba mucha confianza el médico.

Pero, cuando pasados unos meses fui a la consulta con una barriga notable, su cara reflejó consternación y sorpresa.

Y en el parto ni les cuento cuando vio firmemente encastrado en la mandíbula de Enrique un adminículo plástico con forma de T. Dos operaciones estéticas, fueron necesarias.

Pero bueno, finalmente estamos todos felices, el médico, yo y nuestro hermoso hijo Enrique.


COMO LA LIBERTAD, de Adrián Pinar.

Pero eso pasa solo a veces. ¿Solo a veces, dices? Pues llevo un buen rato intentándolo y nada. ¿Seguro que está bien? ¿Soy yo el que no lo está haciendo bien? Mira, da igual, esto es lo que ha salido de producción y lo que tienes que vender. Voy a intentarlo otra vez. Bueno, ahora parece que algo voy consiguiendo. Claro, hombre, era cuestión de esforzarse un poco. Vale, entonces… Sí, ya está. Lo llamaremos abrefácil. Es fácil si le pones empeño y, si tú no lo consigues, la culpa es tuya y no nuestra, nunca. Genio.


EL JÚBILO DE LA JUBILACIÓN, de Paquita Márquez.

Pero eso pasa solo a veces, ¿verdad? Porque este pandemonio que organiza el abuelo a sus ochenta y ocho años, no es normal…

¡Sí sí, solo a veces, dice…! ¡qué va! Desde que el médico le recetó «maría» para paliar los efectos del tratamiento, está emperrado en que le compremos Viagra y le traigamos un par de chicas de moral distraída para pasar la noche. ¡Y así todos los días!

¿Y la abuela?

Pues se empeña en que le hagamos caso, porque cuando vuelve por la noche de su Club de Jubilosos, dice que ya no le quedan ganas de nada…


SUPERSTICIÓN, de Paquita Márquez.

Pero eso pasa solo a veces, te lo advierto. No creas que siempre un trébol de cuatro hojas puede contrarrestar los malos agüeros de los martes y trece y de los encontronazos con gatos negros. Ten cuidado, que te la puedes estar jugando. Cuando entres a la iglesia, hazlo con el pie derecho, y al dar el «Sí, quiero», procura tener los dedos cruzados, como refuerzo. Yo también contaba con uno de esos tréboles y me embarqué aquel martes y trece, y aquí me tienes: hecha un aburrido fantasma, chorreando y mordisqueado de peces, tratando de advertirte…


INDECISIÓN, de Rosa García Panera.

Pero eso pasa solo a veces, casi siempre cuando salgo a correr pronto y tengo el pelo recogido, cara de sueño, estoy sudorosa y llevo los leggins y la camiseta vieja y él viene como recién salido de la portada de una revista de moda, alto, piel morena… Me mira y me hace un guiño. Yo, como una tonta, aprieto el paso y me digo: lo quiero para mí.

Hoy le he conocido: ha venido a la Facultad. Es el padre de uno de mis alumnos de cuarto con el que suelo tontear. Se parecen. Ahora qué hago, los dos me gustan.


NONATO, de Martina Arreaza.

Pero eso sólo pasa a veces, soy feliz cuando veo tu cara imaginaria, tan bonita…

El resto del tiempo, siento que vivo acompañada. Me quieren, me arropan; soy muy afortunada aún con mi sufrimiento.

Y a pesar de estar rodeada de tanto amor; me siento doblemente sola, en este pozo de soledad sin fondo.

Como añoro esos días, que tan feliz me hicieron a pesar de su brevedad. Tu y yo a solas, solapadas en nuestra intimidad; compartiéndolo todo , sin que nadie supiera nuestro secreto y que tanta alegría produciría a los demás.

Pero mi maltrecho vientre no lo soportó.


LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA, de África Estrella.

Pero eso pasa solo a veces. Hay oportunidades que no se repiten tanto como tu quisieras.

Mi madre no me dejaba hablar con él, dice que soy muy pequeña (tengo 14 años) pero a mí me gusta su compañía.

Aquel día mis padres tenían un compromiso y yo estaría sola, sin nadie que me controlara. Y como la ocasión la pintan calva aproveché para estar con él.

Hablamos de muchas cosas. Nos reímos. Hicimos planes. Fueron una horas agradables.

No sé si se volverá a repetir esta situación, pero sé que no la voy a olvidar.

Aquella tarde fui muy feliz.


ELLA NOS QUITA, ELLA NOS DA, de Patricia Rodríguez.

Pero eso pasa solo a veces y solo a los elegidos. Ella nos quita. Ella nos da.

La vida, que es un poco puta, me quitó la libertad de moverme, pero me dio la capacidad de identificarme con las canciones que escucho. Así, soy yo la señora de Lady hear me tonigth, soy yo el chico que corre en The dark of the matinée, es mi casa la de Yo tengo una casita.

Y como tiene un extraño sentido del humor, la vida cabrona, ahora me ha convertido en notas musicales, armónicas, y soy Yo quiero bailar toda la noche


EXCITACIÓN, de Ana Medina.

Pero eso pasa solo a veces. Salgo corriendo y voy ligera por la calle con la impresión de que algo me falta. Miro el calzado para ver si llevo los dos zapatos puestos, sigo andando y sintiendo la misma sensación. ¿Dios mío cerré la puerta? ¡me pregunto!... mientras abro la cartera comprobando si en su interior está la llave. Sigo caminando y al pasar por un escaparate donde se refleja mi rostro me doy cuenta de que algo me falta. Había olvidado ponerme los pendientes que me regaló mi madre. Eso solo pasa a veces, pero cuando pasa, «me siento totalmente desnuda».


ESPAÑA CAÑÍ, de Narcís Ibáñez.

Pero eso pasa solo a veces, ayer me entraron

dos gitanas muy graciosas en el súper

la rubia dice:

¿Amiga, tienes la colonia de «Lola Le Pica»?

Yo digo: ¿esa colonia cuál es?

¡Si! La que a Lola Le Pica…

Aguantándome la risa digo ¿Te estas quedando conmigo?

¿qué le pica a Lola?

La morena dice: anda que estás chalá

¡Deja a la zagala en paz y no le digas cosas que luego a luego te las inventas!

Que sí, qué sí…Te lo juro, hay una colonia que se llama Lola Le Pica.

Buscando encontré la colonia de Lolita Lempicka.


TEORÍA DEL CAOS, de Paquita Márquez.

Pero eso solo pasa a veces; no creas que cada vez que una mariposa aletea se produce un gran cambio remoto; no, ni hablar. Ni siquiera el aleteo de tus enormes y magníficas alas, Luzbel, serán capaces de modificar el orden mundial establecido, ¡ni mucho menos!. Y ten cuidado, que como sigas cabreando al Creador, te vas a ver como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando…


PAISAJE EN MOVIMIENTO, de Mari Bastida.

Pero eso pasa solo a veces, especialmente cuando ordeno mi espacio interior.

En silencio me pregunto cómo he llegado hasta aquí y reconstruyo, desde la distancia del tiempo, los pasos andados.

Retrocedo, ingrávida, hasta ese punto donde mi camino se bifurca, dibujando, sobre un lienzo imaginario, la ruta seguida. Observo cómo van ensamblando las piezas de un puzle del que aún no sabía qué cuadro iba a componer, un cuadro en constante movimiento.

Cada aliento me regala nuevas piezas para continuar.

Analizo y rechazo las que puedan formar tormentas y caminos de piedras.

Cuando finalice el dibujo de mi lienzo, espero poder contemplar un bonito paisaje.


LOS MILAGOS TAMBIÉN OCURREN, de Marcelo Celave.

Pero eso pasa solo a veces, pensé recordando la historia de amor con Magda: una flor germinando en un jardín siniestro.

En Sachsenhausen yo empleaba mi poca energía en sobrevivir. Cavar en los campos helados con un andrajoso uniforme sin botas, ingerir un «caldo» al día, tifus campando por los barracones, palizas de los SS… sobrevivir era el milagro.

Llegaba moribundo a Enfermería y Magda me salvaba la vida cada vez.

Pasados unos años desde la liberación, siendo Director del Hospital Rothschild, coincidimos trabajando ella como enfermera. Estaba casada y tenía un hijo.

Verla removió atroces vivencias del pasado. Pero ya no había nada que temer.


KAIRÓS, de Daniel Farré.

«Pero eso pasa solo a veces». ¿Y qué me quieres decir con ello? ¿Es un reproche? ¿Debiéramos convertirlo en hábito?

Aunque me lo propusiera, nunca sería genuina en la inercia. Entre Chronos y Kairós, prefiero parecerme a ella, con sólo un mechón de cabello sobre la frente.

Te propongo que estemos alertas para cuando suceda. Y vivirlo intensamente. Saboreando hasta la última gota de su almíbar.

La rutina… dejémosla para el cepillado de dientes.


MUSAS, de Raquel Zaragoza.

Pero…, eso pasa solo a veces, y más vale que cuando ocurra te encuentre trabajando. A mí la inspiración me visitó durante una siesta de esas de «pijama, Padrenuestro y orinal».

Aquella tarde las musas revoloteaban entre mis sueños susurrándome un sinfín de palabras con las que, poco a poco, fui creando la historia jamás contada.

Cuando llegué al punto final me desperté sobresaltada; y me apresuré a sentarme delante del teclado del ordenador, pero ya era tarde. ¡Las musas me habían abandonado!; y al hacerlo tiraron de la hebra que hilvanaba todas las palabras…

Desde entonces las espero despierta y preparada.



Y el podio esta semana queda como sigue.

En tercera posición, con 8 puntos, el bronce es para:

DESENCUENTROS, de Silvia Espina.

¡Pero eso pasa solo a veces!, dijo Mily cuando hablábamos de desencuentros.

Al momento, recordé el caso de un hombre que en su viaje de bodas, perdió a su esposa en mitad del trayecto.

Ella bajó del tren por golosinas, encontró en el andén a un antiguo amigo que la entretuvo y el tren partió. Como el próximo pasaría al día siguiente, su camarada ofreció alojarla en su casa.

Pasaron los días y la esposa se resistía a viajar. Él, cansado de excusas, decidió ir a buscarla.

El triste desencuentro culminó cuando la esposa le escribió:

«No vengas por mí, yo me quedo aquí…».



El segundo puesto, con 10 puntos es para:

NARRADORES, de Raquel Zaragoza.

¡Pero eso pasa solo a veces! Y nos pasa a todos, ¿no? Bueno, a mí casi nunca. Es por el estrés, ¡¿vale?!

Acepto que eres el narrador omnisciente y yo el protagonista. Sé que conoces todos y cada uno de los detalles de mi vida: Pero, podrías cortarte un poco, ser más comprensivo y dejar de mostrar, ¡sin ningún pudor!, hasta el más íntimo de mis problemas. ¿Por qué no cuentas los tuyos?

¡Ah, ya sé!, porque tú no tienes vida…

Pues ahora, con el permiso del autor, tomo la palabra y mientras sea el narrador, de mi «gatillazo»… solo hablo yo.



Y el relato ganador de la quincena, con 15 puntos, es:

OVERFLOW, de Américo Fojo.

Pero eso pasa solo a veces amigo mío, a mí me sucedió.

La caminata fue larga, agotadora y cuando paré a descansar... sucedió.

Tal vez fue el ocaso, el azul del lago, violeta al reflejo de las nubes rosadas, el silencio profundo.

Mi mente quedó en suspenso, no analizaba nada, solo sentía. Perdí noción del tiempo, los colores se intensificaron, el paisaje me absorbió; era el observador pero también el observado: yo era el paisaje.

Te aseguro que no había tomado ningún alucinógeno ni nada parecido y cuando volví en mí, era noche cerrada y brillaban, lejanas, las luces del pueblo.

Créeme amigo, a veces ocurre…



Fuera de concurso:

AMAR, de Raquel Sepulcre (por error del organizador).

Pero eso pasa solo a veces.

Qué bonito cuando al pensar te tropiezas sonriendo ansioso y tembloroso como un niño. Pudiendo descubrir que incluso hoy pasado el reloj te sobrecoge imaginar que el camino será largo y menos sombrío, y no porque lo tengas todo y no por tenerlo en su lugar y disfrutar de las opulencias.... sino porque incluso cuando cierras los ojos la sientes cerca y esa si es difícil de encontrar, y vuelves a abrirlos sabiendo que no todo lo que te rodea es capaz de darte paz.


INGENIERÍA SOCIAL, de Juan Cayuelas Manresa (fuera de plazo).

Pero eso pasa sólo a veces. No es algo que deba preocuparle —condescendiente, desvió la mirada al mapamundi que inundaba la pared—. Sabe, en la mayoría de los experimentos los colectivos que trascienden a la clase media son ahogados en las comodidades del consumismo, luego su lucha se torna dócil, ellos ignorantes y manipulables y, en consecuencia, retornan a la posición inicial. Así que, operador, tiene un revolucionario ¿y qué? No malgaste mi tiempo y deje que se disuelva su batalla entre anuncios, pan y circo.

Le pido disculpas, señor, pero eso no ocurrirá. Verá… este sujeto es peligroso. Tiene preferencia por la lectura.


PEDOS DE SIRENA, de David Reche Espada.

Pero eso pasa solo a veces, así que hoy les contaré lo que pasa casi siempre: los mirlos blancos se extinguieron mucho tiempo atrás, si es que alguna vez existieron. La realidad es obstinada y navajera, ladina como una feriante de vuelta de todo, que disfruta jugando con tus sentimientos y te da esperanza a precios de vello púbico de sirena. No, amigas y amigos, esa persona especial se pede en la cama, prefiere irse con el desgraciado que le hace la vida imposible y es la prueba viviente de que Hollywood y sus malditas comedias románticas son el Mal.