Meses después volvió a notar en sus
mejillas la caricia cálida, casi imperceptible, del sol. No abrió los ojos, se
dejó zambullir por unos segundos en los recuerdos que el sentido del tacto le
estaba brindando por gentileza del primer amanecer real tras muchas semanas de
frío, niebla y lluvia. Quiso tener la convicción de que todo podía cambiar, y
dadas las circunstancias, eso significaba mejorar.
A tientas, pulsó el play
del viejo radiocasete que encontró a principios del invierno en un destartalado
bazar de electrodomésticos. Apareció en un cajón detrás del mostrador, junto a
un paquete de pilas nuevas que algún dependiente previsor había tenido la
precaución de dejar al alcance. Recordó la alegría que sintió cuando comprobó
que el aparato funcionaba y que el dependiente desconocido, ¿quién sería y que
habría sido de él?, escuchaba a The Beatles.
La primera canción que aquel desconocido había grabado en el casete era Here comes the sun; y cuando la volvió a
escuchar en la fría mañana de principios del pasado enero, por fin encontró
algo parecido a un Leitmotiv en la
existencia que arrastraba desde que comenzó aquel infierno.
«Aquí viene
el sol, aquí viene el sol y digo que todo está bien», tradujo mentalmente con una sonrisa en cuanto los primeros
acordes de la canción sonaron en sus oídos. Sí, el invierno se estaba haciendo
realmente largo. Parecía que habían pasado años, y no meses, desde que comenzó
el ataque, desde que todo saltó por los aires y la realidad desveló con un
golpe inconcebible lo ilusorio de todo lo que previamente estaba establecido.
Quería ser sincero consigo mismo y se obligaba a enterrar los recuerdos, los
conceptos, la vida tal y como la había aprendido, porque todos aquellos que
intentaron afrontar la situación como se suponía se debía hacer, habían muerto,
desaparecido o enloquecido. Aún así, en la propia naturaleza humana viene de
serie el hilo que te aferra a lo vivido, la referencia que evita que te
pierdas, y él sabía que sólo con templanza y desafecto sabría soltar sedal,
dejar lastre para sobrevivir, sin olvidar pero sin demorarse fatalmente en los
viejos tiempos, que ahora sí, siempre serían mejores que el presente. Y
seguramente que el futuro.
«Pequeña,
las sonrisas vuelven a las caras»
susurró acompañando a la música y abriendo los ojos. Más allá de los edificios
humeantes, de los árboles esqueléticos y del graznido de las aves carroñeras el
sol asomaba por el horizonte, sin niebla, sin fogonazos de cañones que los
últimos obstinados se empeñaban en seguir usando, sin zumbidos aterradores en
el cielo deambulando fantasmales de horizonte a horizonte. No, parecía una
pequeña tregua de primavera, una oportunidad para escapar de las ruinas de la
ciudad agonizante, de la civilización extinguida. Un tiempo muerto para pensar
en un nuevo refugio donde el fusil sólo fuera necesario para la caza a la que
siempre se le había destinado, mientras quedara munición, por supuesto. Incluso
le reconfortó la idea de cambiar la dieta, sabría sobrevivir en las montañas
ahora que los restos de la ciudad no daban más de sí.
Al Oeste brillaron las cumbres nevadas, «pequeña, siento que el hielo se derrite
lentamente» pensó con un
suspiro recordando la doble lectura de la canción. No, él no tenía nadie con
quien avivar una relación, él debía ceñirse a la literalidad, aprovechar el
deshielo y el verano para huir y morir solo. Solo pero digno, si es que había
quedado algo de dignidad en el planeta, en algún valle oculto de las vastas
tierras vírgenes.
«Here comes the sun, here comes the
sun, and I say it’s all right», terminó de cantar antes de presionar el stop. Se levantó decidido a
aprovechar la primavera que tanto había esperado, hizo las comprobaciones de
seguridad necesarias para emprender la marcha y comenzó a caminar
cautelosamente por las calles vacías hacia el oeste, tarareando de nuevo la
canción y pensando en que debería buscar en alguna tienda sin saquear pilas
nuevas para el radiocasete, y reponer así las únicas que tenía, que habían
dejado de funcionar dos semanas antes.
Corrían los años 80, y primeros 90, cuando
veíamos el año 2000 como algo aún muy lejano, promesas del futuro tecnológico y
quién sabía si distópico y apocalíptico. Pero finalmente esa fecha tan redonda
llegó y no pasó nada de lo que supuestamente iba a pasar. Cambiamos de siglo
como quien cambia de seguro del coche: con incertidumbres y dudas sobre si
estaremos haciendo bien las cosas y dando los pasos con una prudencia
desmedida, pero finalmente sin ningún tipo de consecuencias (mientras no
tengamos ningún accidente).
Y ahora que tenemos a punto de caramelo esa otra
fecha tan icónica del 21 de diciembre de
2012, nuevas profecías de cambios de era, transmutación de la conciencia
global, migración a otra dimensión o de cataclismos geológicos más de andar por
casa (incluyendo meteoritos o planetas de órbitas imposibles) están
amenazándonos con ver pasar los días en el calendario esperando El día de mañana.
¿Sin que pase nada?
Y si pasa… ¿Estaremos preparados para afrontar lo
que se nos viene encima?
Según Zecharia Sitchin, un
estudioso de las lenguas y civilizaciones del Creciente Fértil, que estudió
multitud de tablillas sumerias, la raza humana no sería más que una creación de
los Anunnaki, unos extraterrestres originarios del planeta Nibiru. Este buen
hombre de Sitchin, sostenía que probablemente los Anunnaki son unos anfibios o
reptiles humanoides que dejaron su huella genética en los simios terrestres
cuando llegaron a nuestro planeta, como forma de obtener esclavos, lo que hoy
en día se conoce como mano de obra barata, para la explotación minera (a cambio
nos enseñaron la agricultura y nos civilizaron).
Todo esto entronca con la idea de la existencia
de los reptilianos, una
élite no humana que nos gobierna y controla desde hace milenios, y que sigue
dominándonos desde otro plano de existencia (siempre según Sitchin).
¿Y qué tiene que ver esto con las profecías del
Fin del Mundo o Cambio de Era?
Pues los seguidores de esta corriente afirman que
el planeta Nibiru está a punto de volver y eso provocará modificaciones
importantes en la Tierra. Y además podíamos añadir a esto la creencia de que
nuestro planeta es una puerta interdimensional muy importante, motivo de
disputas entre los Anunnakis (los malos que nos crearon pero nos tienen
esclavizados) y los seres de la Luz (otros extraterrestres de no sé qué
Confederación de Planetas) que serían los buenos de esta historia
intergaláctica e interdimensional.
¿Y si Obama fuera una lagartija igual de mala que Diana la de V?
Realmente, hay más facciones, y si investigáis en
la red no os quedará muy claro quién es quién y qué quieren de nosotros. Los
defensores de estas conspiraciones argumentan que son los mismos reptilianos, o
Anunnaki, o Illuminati, (según qué teoría defiendan) los que crean la confusión
a propósito.
Y nosotros en medio de este berenjenal donde la
Humanidad está a punto de perder la oportunidad de viajar a otro plano de
existencia, y elevarse a una nueva conciencia (conozco gente que se va a pasar
las Navidades meditando en los Pirineos para dar ese salto existencial,
mientras que el resto de mortales ignorantes nos quedaremos anclados en una realidad
que no es más que un callejón sin salida).
Por ahora, esto es lo mejor que nos puede pasar,
quedarnos como estamos, (in)felices en nuestra ignorancia.
EL CAMBIO
DE CONCIENCIA: ¿ZOMBIS?
Pero también he llegado a escuchar que ese
inmovilismo existencial en el que nos vamos a ver sumidos a partir del 21 de
diciembre nos va a transformar en una especie de zombis emocionales si no
conseguimos evolucionar. Quizá sea éste el motivo del éxito de la temática
zombi actualmente (en la FNAC he llegado a ver una sección enterita dedicada a
este fenómeno). Si en EEUU han creado la serie The walkind Dead a partir del cómic homónimo y está a punto de
llegarnos de mano de Brad Pitt la adaptación de la novela Guerra Mundial Z (Max Brooks), aquí en España tampoco les vamos a
la zaga con las novelas de Manuel Loureiro: ApocalipsisZ.
Pero, ¿qué clase de zombis están por venir?
¿Serían los zombis de George A. Romero y su Noche de los muertos vivientes? Esos
seres más o menos torpes resucitados en The
Walking Dead que se extienden, a pesar de su lentitud, como un virus que va
infectando a toda la Humanidad.
¿O serían unos zombis más rumbosos como los de 28 días después, o Soy Leyenda? Por cierto, los zombis de esta película en la novela
original no eran zombis sino vampiros, mientras que en la adaptación de 1971 (El último hombre vivo con el viril
Charlton Heston) son una panda de fanáticos supervivientes a un holocausto
bacteriológico entre la URSS y China, fotosensibles y enemigos de la ciencia y
la tecnología.
En cualquier caso, todas estas obras hablan del
individuo que ha de sobrevivir contra una extinción de la sociedad, moviéndose
en un ambiente postapocalíptico hostil donde lo más primario salta a cada
segundo. ¿Nos suena de algo?
LA
INVASIÓN EXTRATERRESTRE
Otra posibilidad, también relacionada con el tema
de Nibiru, es la de que los extraterrestres se den una vuelta por el barrio, y
no vengan precisamente a pedirnos sal para las lentejas. Ése es al menos el
miedo de Stephen Hawking.
Desde luego, si existe una raza alienígena capaz
de viajar por el espacio como quien va al pueblo a ver a su tía Obdulia, su
comprensión de la Física, su evolución tecnológica y su sistema social estarán
a un millón de vueltas de nuestras capacidades. Si no vienen en son de paz,
directamente no tendremos nada que hacer contra ellos. Series y películas como V, Falling
skies, Independece Day,… por
citar las más recientes, resultan irrisorias en sus planteamientos. O pensemos
en La guerra de los Mundos de Herbert
G. Wells o en Señales de M. Night
Shyamalan (¿de verdad unos tíos que recorren media galaxia para venir a darnos
por el culo no van a tener la precaución antes de vacunarse contra nuestros
virus o darse cuenta de que si no les mola el agua no deberían asomarse a este
minúsculo punto
azul pálido?)
Hay quienes defienden que una sociedad
infinitamente más evolucionada que nosotros habrá tenido tiempo de dejarse
atrás esas tonterías que manejamos en este planeta de guerras, conflictos
comerciales y consumo irracional de los recursos; y que por tanto un encuentro
con otros seres del Universo vendrá a traernos armonía, paz y tecnología que
acabará con todos nuestros males.
Pero… ¿Y si la galaxia es como una jungla con
millones de árboles en la que no sólo hay pacíficos monitos que saltan alegres
de rama en rama sino que la pueblan terribles fieras que a la que te despistas
te dan un buen bocado? Quizá es mejor pasar desapercibidos y no enviar naves y
emisiones de radio fuera del Sistema Solar invitando al vecindario a venir a
comer a casa. Y es que, como dice Juan José Gómez Cadenas en este interesante
artículo en el que nos explica las probabilidades de escuchar por radio
a otras civilizaciones, “quizá
haya buenas razones para ser discretos y no llamar la atención, si imaginamos
que la galaxia no tiene por qué ser diferente de una selva primordial, con
depredadores y presas…”
LOS
CATACLISMOS
Este apartado presenta un catálogo más amplio que
el de combinados de ginebra y tónica de cualquier lounge modernillo:
·Desde el
espacio nos pueden caer meteoritos, como el que se cargó a los dinosaurios.
Cosas como las que se ven en Armageddon o Deep Impact sería lo menos grave que nos ocurriría, el posible
invierno y oscuridad que vendrían a continuación serían muy difíciles de
gestionar. El caso extremo sería el que describe Lars Von Trier en su insufrible
Melancolía, donde un planeta aún
mayor que el nuestro (¿Nibiru?) nos hace una carambola espacial.
Si ocurre algo como lo de 1859,
nos podemos dar por jodidos si no sabemos sobrevivir en una sociedad
preindustrial. Una gran tormenta solar puede cargarse prácticamente toda
nuestra tecnología eléctrica y electrónica, achicharrando los núcleos
magnéticos y bobinas de cobre de motores, turbinas y alternadores eléctricos.
De acuerdo que es lo menos malo que podría pasar, y que quizá en unos pocos
meses se podrían ir restableciendo ciertos servicios, pero sin capacidad para
producir energía eléctrica deberíamos sacar las máquinas de vapor de los museos
para volver a empezar de nuevo. Mientras tanto, ni constancia de nuestro dinero
en los bancos, nulidad logística (es decir, distribución de alimentos y
productos dependiendo de la fuerza humana o animal), bombas para llevar el agua
y el gas hasta nuestras casas fuera de combate… Una persona sana en un
pueblecillo de un ámbito rural podría sobrevivir sin internet, pero las grandes
ciudades de los entornos metropolitanos súper urbanizados serían
ingestionables. Id sacando las candelas y lámparas de aceite para pasar frías veladas de invierno en
vuestras casas oscuras y congeladas.
Para vuestra tranquilidad, es
posible que este fenómeno sólo afectara con total virulencia al hemisferio en
el que fuera verano en ese momento (así que este 21 de diciembre podemos
respirar aún un poco tranquilos).
Además, me gustaría pensar que
los gobiernos y ejércitos tienen planes de contingencia para funcionar “en modo
a prueba de fallos” en caso de que algo así pasara (llamadme voluntarista…).
·Desde el
centro de la Tierra nos pueden llegar cataclismos geológicos.
Imagino que sabréis que
nuestro planeta tiene fecha de caducidad aunque el Fin del Mundo no llegue
pasado mañana. Y si no lo sabíais os cuento que esto ocurrirá bien dentro de
5.000 millones de años cuando el Sol, en sus últimos estertores, crezca
tragándose la Tierra, o bien cuando el núcleo de nuestro planeta se pare.
Cuando esto ocurra no tendremos el escudo electromagnético que nos protege de
las radiaciones solares, a nosotros y a nuestra atmósfera. Además, la dinámica
tectónica que mueve los continentes y crea nuevas cordilleras, sacando
nutrientes desde el interior de la Tierra y distribuyéndolos gracias a los ríos
que desde esas montañas bajan a las llanuras, se detendrá. Y en unos cuantos
millones de años este planeta estará tan muerto como Marte o la Luna. Para
entonces no estaremos aquí. Pero, ¿y si ocurre antes? El otro día vi una
película que hablaba de este tema (El
núcleo), era tremendamente mala…
Pero no sólo eso. Mientras
sigamos teniendo actividad tectónica, una serie de grandes terremotos y
erupciones volcánicas podrían producir desde largos y oscuros inviernos que
paren el ciclo biológico hasta variaciones drásticas en el eje de rotación de
la Tierra, con aceleración del cambio climático y la consecuente afección a la
agricultura.
·Nosotros
mismos nos guisamos nuestra fiesta de exterminio.
Elijan ustedes el menú:
§Guerra
total (con armas biológicas, nucleares, químicas,…)
§Accidente
nuclear (Fukushima y Chernobyl eran muestrarios de todo el horror que podemos
generar)
§Accidente
en investigación médica o biológica al estilo del argumento de 28 días después.
§Ascensión
de régimen fascista (o no) que controle y exprima a una población cada vez más
aborregada e inculta.
¿Y CÓMO SOBREVIVIMOS?
Lo más importante es tener claro dónde
refugiarse. Hay que buscar un sitio seguro frente a la posible amenaza, y por
lugar seguro también hay que entender "sitio en el que pasar desapercibido". Un lugar seguro y que ofrezca
posibilidades de suministro de alimentos y agua.
Personalmente creo que las montañas cerca del mar son el mejor lugar. ¿Por qué?
·En la montaña es más fácil esconderse de zombis,
extraterrestres, agentes del Gobierno, ejércitos invasores y virus que se
propaguen en las zonas más pobladas.
·Además, a poco que busquemos encontraremos zonas
aterrazadas donde cultivar algo y algún riachuelo del que podamos obtener agua.
·Agua, eso es muy importante, por eso las
montañas deberían estar cerca del mar, son los lugares donde más llueve, algo
necesario para rellenar aljibes, alimentar ríos o regar nuestros cultivos.
·En la montaña, también puedes diversificar tu
dieta siendo recolector y cazador, mejor que en llanuras áridas, pobladas o sin
lugar donde refugiarse.
·Como dije en el primer punto, en las montañas es
más fácil esconderse, pero también es más sencillo protegerse en cuevas y
bosques frente a fenómenos cataclísmicos o geológicos, además de estar alejados
de tsunamis (por si acaso súbete a más de 700 m de altura) y de meteoritos
según la ladera de la montaña que te pille.
Pero OJO, buscad montañas viejas que estén
alejadas de zonas activas sísmicamente, así también os protegéis del riesgo
geológico. En España, si el Fin del Mundo viene desde el centro de la Tierra,
alejaos especialmente del sur y sureste (desde Granada al sur de Alicante), del
Pirineo de Girona, el de Huesca, y en mucha menor medida, del macizo galaico.
Y una vez que nos hemos instalado en nuestra
cueva o casa en las montañas, ¿qué? Pues si no habéis aprendido a cazar, a
sembrar, a diferenciar las bayas y setas comestibles, a reparar un motor eléctrico,…
poco tiempo os queda, creo que no llegamos.
Tampoco estaría de más, en previsión de pulsos
electromagnéticos (de origen solar o alienígena) tener una buena jaula
de Faraday en la que meter pequeños electrodomésticos que funcionen con
pilas o baterías. Y si tenéis más sitio, pues incluso un generador eléctrico
diésel, cable, cargadores y regletas, además del alternador de vuestro coche
(si éste no tiene electrónica, es decir, ha de tener más de 20 años, además diésel).
Además, habría que saber defenderse de posibles
incursiones (zombis, extraterrestres, bandidos, organizaciones totalitarias,…). Por partes:
De los
zombis y otros asaltantes de este planeta
Recomiendo la lectura de Zombi: Guía de supervivencia de Max Brooks, del que ya hemos
comentado un libro suyo más arriba. Asalta un museo militar o una carnicería y
hazte con machetes, espadas, hachas,… Sin duda enfrentarse cuerpo a cuerpo
contra tu atacante requiere más fuerza, habilidad, determinación y sangre fría
que hacerlo con un arma de fuego, pero es más silencioso (y recuerdo que hay
que pasar desapercibido). Una opción intermedia es un arco o una ballesta, pero
asegúrate de tener flechas suficientes, igual que con las armas de fuego
(deberás aprovisionarte de munición).
De
extraterrestres
Lo mejor es que no te vean, y punto. Porque si
hay alguien ahí fuera y han sido capaces de llegar aquí y encontrarte, seguro que
serán mucho más avanzados, listos y hábiles que tú. Quizá podrías llegar a
herir a alguno o pegarle cualquier cosa estornudándole a la cara (o lo que tenga) pero de
poco serviría. Se plantea una difícil elección: resistir y morir de pie (o
escondido) o vivir servilmente de rodillas (si es que lo permiten).
Pero vamos, que toda esta película que nos
estamos montando, sabemos que no sucederá, al menos el 21 de diciembre de 2012.
Ahí tenemos a Marty McFly para demostrarlo.
En la tercera intervención en El Sótano, aprovechando que en el programa tenían como invitados a una compañía teatral para hablar de la función que representan estos días en L'Escorxador de Elche (la obra se llama Mujeres: sobre el amor y otros demonios), quise acordarme de cuando en mis años de instituto estuve en el grupo de teatro del mismo.
Siento añoranza por e teatro. Cada vez que voy a ver una obra me dan ganas de lanzarme arriba y, al igual que Ned Alleyn (Ben Affleck) en Shakespeare in love, decir aquello de:
“¡Silencio deslenguado! ¡Yo soy Hierónimo! ¡Soy
Tamburlaine! ¡Soy Fausto! ¡Soy Barrabás, el judío de Malta! Si señor, y también
soy Enrique VI. ¿Qué obra se ensaya y cuál es mi papel?”
La primera obra que interpretamos, en el curso 93-94, fue Antavianade DagollDagom (basada en los cuentos de Pere Calders, sus Crónicas de la verdad oculta). Y en mi primera intervención en esa obra fue haciendo de Adán, recién expulsado del Paraíso, con Eva (mi hermana) embarazada y a punto de dar a luz. Allí estaba yo en calzoncillos y con hojas de parra cosidas a los mismos inventando el mambo en mi primera exposición al público.
Fue un estrés de obra porque estaba todo el rato
cambiando de papel y de vestuario: ahora casi desnudo, luego con traje y corbata, más tarde en pijama y bata,... Sin tiempo a pensárselo porque salía de escena me cambiaba como alma que llevaba el diablo y volvía a entrar al escenario para el siguiente sketch. A pesar de eso fue muy divertido, quizá eso lo hizo divertido
Algunos de los números de la obra fueron inventados por nosotros,
producto de improvisaciones de mi hermana y Cristina Alcázar(Cuentame, Los Quien, Física o Química, El club de los suicidas,...) con unas inolvidables escenas cómicas.
Al año siguiente hicimos Un día en la Gloriade Víctor Ruiz Iriarte,
adaptada al reparto que teníamos, casi todo mujeres. Así por ejemplo Napoleón en la obra original fue sustituido por
Isabel la Católica, y el nuevo habitante de la Gloria, ya no era un actor sino
una actriz, interpretada por Cristina
Alcázar, dando de nuevo muestras de su capacidad de liderar la escena.
En aquella obra yo era el chambelán de la Gloria. Un noble ruso que se hizo famoso como domador de leones y que es ahora el encargado de la Gloria, lugar entre el Limbro y el Cielo al que suben aquellos que han conseguido la fama en vida. Sin embargo en los tiempos que corren nadie sueña con alcanzar el éxito, con sobresalir con grandes papeles en la vida, con lo que hace tiempo que no sube nadie a la Gloria, donde sus habitantes están un tanto aburridos hasta que aparece la famosísima actriz Hillary Nelson (Cristina Alcázar).
Representamos aquella obra en el teatro Circo de Orihuela y en el Teatro del Raval de Castellón.
Desde entonces el gusanillo de la interpretación no ha dejado de picarme, porque si la palabra "teatro" viene del griegotheatrón, que significa "lugar para contemplar" es por algo, ya que la
vida no es más que eso, un lugar en el que contemplamos y en el que somos contemplados…
El teatro es un arte tan
antiguo como nuestra existencia como animal social. Y es que ya empezamos a
hacer nuestros pinitos en la escena con los rituales mágicos relacionados con
la caza o la recolección agrícola que, tras la introducción de la música y la
danza, se transformaron en auténticas ceremonias dramáticas donde se rendía
culto a los dioses y se expresaban los principios espirituales de la comunidad.
Este carácter de manifestación sagrada es, según los expertos, un factor común en
la aparición del teatro en todas las civilizaciones.
El teatro romano de Mérdia
Y de ahí, por seguir groseramente
la línea evolutiva de nuestro teatro, tenemos a los clásicos griegos y latinos,
el uso religioso durante la Edad Media (el Misteri d'Elx es un gan ejemplo), el esplendor del Renacimiento Italiano,
los Siglos de Oro ingleses y españoles con Shakespeare, Lope de Vega, Calderón
y Tirso de Molina hasta llegar a la modernidad, con Moratín como gran ejemplo
en España del estudio y renovación del teatro a principios del s.XIX.
Mucho
más tarde, la siguiente revolución en el teatro y su renovada vocación de
crítica social llega con Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca
antes de la Guerra Civil y Antonio Buero Vallejo tras la contienda (en la que conoció a Miguel Hernández), sin olvidar
a las más recientes, y aún en activo potentes compañías comoEls Joglars,ElsComediants o La Fura dels Baus, que con registros nuevos no han dejado de
retratar la sociedad de nuestro tiempo.
El teatro ha sido tan importante en el mundo de la creación cultural, que incluso ha sido una de las referencias del cine dede su nacimiento. A los lectores de este blog, y ayentes de El Sótano, si no están muy convencidos con el teatro, yo les invitaría a ver
algunas películas basadas en el teatro, que siempre son platos más digeribles para empezar
(y más económicos) y que les ayudarán a coger el gusto por el teatro:
De una de ella ya hemos
hablado: Shakespeare in love; y hablando del autor inglés, éstas son algunas de
las adaptaciones de sus obras hechas por el actor, director y productor Kenneth
Branagh:
Enrique V (1989)
Mucho ruido y pocas
nueces (1993)
Otelo (1995)
Hamlet (1996)
Trabajos de amor
perdidos (2000)
Además, tenemos las
múltiples versiones y revisiones de Romeo y Julieta, como la West Side Story de
la que ya hablamos hace unas semanas o la más reciente Romeo+Juliet (1996) con
Leonardo DiCaprio, película que, por cierto, formaba parte de una trilogía del
director Baz Luhrmann junto con las obras El amor está en el aire y el más
famoso musical Moulin Rouge.
Y si he hablado de
Shakespeare, no puedo dejar de hablar de su coetáneo y más cercano Lope de
Vega, llamado “Fénix de los ingenios y monstruo de la naturaleza” por
Cervantes, puesto que fue uno de los poetas y dramaturgos más importantes del
Siglo de Oro español y uno de los autores más prolíficos de la historia de la
Literatura. Vivió en la misma época que el inglés y también tiene su película
biográfica: Lope.
Obras suyas llevadas al
cine son
Fuenteovejuna (1947 y 1972)
El mejor alcalde, el Rey (1971)
La leyenda del Alcalde de Zalamea (1973)
El perro de hortelano (1995)
Y para terminar, no
dejaré de mencionar Dogville del siempre polémico Lars Von Trier, que hizo una
película que en realidad era una obra de teatro, y que a mí me gustó, aunque este perro no sea de mi agrado.
Si os gustan estás
películas, sin duda os gustará el teatro.
Este blog se abrió con mi primer libro (Relatos improbables de la ciudad antropomorfa) al que debe su nombre, pero no fue sino con mi segunda criatura con la que comenzó a tener una vida regular. Así que tendré que hacer alguna pequeña referencia a este libro de relatos que salió adelante gracias al apoyo de familiares y amigos mediante la plataforma de crowdfounding de www.libros.com (donde podéis comrpar la versión digital del mismo).
La criatura, con portada de David Pascual García
(atentos a este nombre, seguro que consigue cosas importantes)
Se trata de 39 relatos en los que podéis encontrar héroes desencantados, prostitutas con sueños, villanos que no lo son tanto, corrupción urbanística, amores imposibles, retazos de Historia, listos que van de tontos e ingenuos desesperados.
La primera edición se vendió íntegra entre los mecenas que apoyaron el proyecto y los compradores que lo adquirieron en la librería Ali iTruc de Elche. Durante la labor de promoción me encontré con el regalo de que me ofrecieran colaboraciones en dos emisoras de radio ilicitanas, con lo que sigo promocionando tanot el libro como este blog (donde voy colgando las colaboraciones radiofónicas).
Así que visto el éxito, me decidí a liarme con una segunda edición para poder presentar el libro en Valencia y en Castellón.
La primera presentación en Valencia será:
JUEVES 6 DE DICIEMBRE A LAS 20:00 EN EL CAFÉ INFINITO
Al igual que el año pasado, contaré con la ayuda de la soprano boliviana Sara Sabag, el compositor y pianista Luis Navarro y la violinista ucraniana Oxana Smacilo.
Sara frente al Palacio Real de Madrid en el Día de la Música
Aquí os dejo el enlace para que veáis cómo fue parte de la presentación de los Relatos improbables el 10 de febrero de 2011.
Espero veros el jueves 6 de diciembre en el Infinito (Calle Poeta Mas i Ros 35, junto a Manuel Candela y plaza del Cedro).
También adelanto que haré más presentaciones en Valencia (Café Wooden -calle Albocácer, Benimaclet) y en Castellón (Librería Argot).
Si ya es complicado ceñirse a las 100 palabras del certamen Relatos en cadena de Escuela de escritores y la cadena SER donde suelo participar y gracias al cual di el brinco más allá de mis libretas, imaginaos lo conciso que hay que ser para dar un toque literario a algo de tenga menos de 140 caracteres (para dar constancia de que se estaba participando, el tuit debía incluir el hastag #relatoBdC, lo que resta 9 caracteres más el espacio a los 140 canónicos).
Además, el relato debía contener la palabra palabra o derivados.
El proceso a veces aleatorio por el que te viene a la cabeza una historia es algo que me sigue sorprendiendo. Recuerdo que en la Escuela de Caminos odiaba los problemas de «idea feliz», puesto que la resolución de dichos problemas no sólo estaba vinculada al dominio que tuvieras de las herramientas enseñadas en las diferentes asignaturas, sino que la creatividad (y la experiencia, que es la cantera en la que a menudo se talla esa creatividad) pasaba a formar parte esencial del camino de resolución, y por tanto de la nota del examen. Jugar a esa única baza los conocimientos en una materia siempre me pareció inadecuado. Pensaba que los profesores que recurrían constantemente a ese tipo de problemas jugaban sucio. Es necesaria la creatividad, pero ésta suele salir de la experiencia que no tienes en un primer examen de una asignatura.
Sin embargo la «idea feliz», la ocurrencia que de repente pasa por tu cabeza y que sólo atrapas si estás atento, la chispa que te abre el camino a un relato diferente, es un fenómeno escaso y siempre bien recibido a la hora de crear, y por tanto de escribir.
Pues fue una idea feliz la que me llevó a escribir este tuit con aspiraciones literarias (130 caracteres dan para lo que dan) para participar en el certamen de Barco de Colegas:
En aquel país, los niños engendrados durante lluvias de palabras nacían siendo escritores. Si había tormenta, nacían charlatanes.
Me da que podía ser el buen comienzo de alguna leyenda interesante.
Y este pasado viernes por la noche, al salir del cine (fui a ver Looper, os la recomiendo) me enteré por un tuit de que había resultado ganador del certamen. La alegría, por inesperado de la noticia fue muy grande. Twitter está plagado de genialidades que brillan entre demasiada maleza, así que conseguir que algo tuyo se cuele y sobresalga es todo un orgullo (aunque sólo sea por algo muy pequeño).
Pinchando aquí podéis leer el resto de relatos participantes (no son muchos, el mérito no es tan grande), entre los que se incluyen algunos buenos amigos escritores míos.
En nuestra segunda intervención
en El Sótano, los invitados del
programa han sido los miembros del grupo de San Pedro del Pinatar The Red
Topscon su espíritu de los años 50. Así que decidimos darnos un
pequeño paseo cultural por aquella época y buscar referencias literarias y
cinematográficas (los guiones son literatura) para ver qué se cocía por aquel
entonces.
Estos muchachos nos llevaron a los años 50 en el programa del 22 de noviembre
Se trata de una década en la que
tras el parón que sufrió el American Dream
durante la Gran Depresión de los años 30 y la Segunda Guerra Mundial, en
Estados Unidos se desata el consumismo. Todo el esfuerzo de la industria de
guerra dio lugar a una capacidad de producción brutal en aquel país (como
ejemplo, durante la guerra, los alemanes eran incapaces de hundir barcos
norteamericanos al ritmo que éstos los fabricaban), y esto, simplificando un
poco, fue el caldo de cultivo perfecto para el consumismo: Una sociedad que
salía de unos momentos de gran esfuerzo y con mucha capacidad para producir y
consumir.
Antes hubo que pasar por esto (¿nos suena de algo?)
Pero como no todo el monte es
orégano, dentro de esta sociedad de triunfadores dominada por los WASP: Blancos, anglosajones y protestantes,
nos encontramos también con la realidad de los emigrantes italoamericanos,
hispanos, irlandeses (ahí tenemos el magnífico musical West
Side Story, de 1957 que lleva la historia de Romeo y Julieta hasta esa década en el West Side de Nueva York),… Pues bien, la realidad de esta gente es
muy distinta a la de los gobernantes WASP.
Gran escena en la que los
protagonistas portorriqueños hablan de su situación y sueños frente a los WASP
De estos estratos sociales
saldrán los Greasers: pandilleros
engominados de las clases obreras que crearon esa estética tan reconocible de
los años 50, estética que encontramos en la famosísima Grease (1978) que
fue tomada por muchos jóvenes como forma de expresión rebelde. Como ejemplo
tenemos a Elvis Presley, Eddie Cochran
(C’mon Everybody), Gene Vincent
(Be-Bop-A-Lula) o el
mismo James Dean.
Créditos de Grease, que aunque es de 1978 (y el tema principal es música disco de Barry
Gibb, de los Bee Gees) resumen muy
bien toda la iconografía de la década de los 50
En esta época y con esta estética
es cuando el R&R se fusiona con otras músicas más folk norteamericanas,
como el hillbilly, el R&B o el boogie woogie dando lugar al rockabilly, que de una forma u otra
sigue reinventándose. Por ejemplo aquí en España podemos mencionar el momento
de esplender de los rockers o pasotas
en los años 80: tenemos aún en la brecha a Loquillo, que ha hecho de
esta estética un modo de identidad; recordaréis también a Los Rebeldes
o incluso La Guardia y Duncan Dhu que usaron en su música y
estética la evolución del rockabilly; o los más clásicosTennessee, por hablar de los referentes más
comerciales.
Las 100 gaviotas de Duncan Dhu
Hoy en día la evolución de aquel
estilo de música y forma de ver la vida da una vuelta de tuerca hacia el
burlesque con bandas del poderío como la de la irlandesa Imelda May
e incluso en España toma fuerza con la gran representante del burlesque Vinila
von Birsmark y por supuesto The Red Tops.
La granadina Vinila von Birsmark
juntando en la batidora la música entre los 20 y los 50 del siglo pasado
Y como apunte, mientras todo esto
pasaba principalmente en la costa este y sudeste de Estados Unidos, con capital
en Memphis, Tennessee; en la costa oeste, en la zona de Los Ángeles, comenzó a
desarrollarse la música
surf, con una estética también
muy característica de aquellos años. El padre de este género, Dick Dale, marcó con
su estilo tocando la guitarra a toda una generación del heavy metal y a
personajes como Jimi Hendix. Aquí en España en la actualidad tenemos como
representantes de este estilo del rock
surfer a Los Coronas (que junto a
los Arizona Baby han estado de gira
llamándose Los Corizonas)
Los principales representantes de la
música surf hoy en día en España
Referente al cine con referencia
al rock de aquella época o referido a estos movimientos musicales, además de
los ya mencionados Grease y West Side Story,
podemos mencionar algunos títulos de culto como
“Tanto gilipollas para tan pocas
balas” “¡Menos mola!”
O la “fábula de Rock & Roll”
que empieza con la leyenda: “Otro tiempo, otro lugar” Calles de
fuego. Una historia de princesas raptadas, villanos malísimos,
antihéroes que tienen más de anti que de héroe, que podría situarse en el
Lejano Oeste o en mitad del Medievo, pero que sin embargo transcurre en las
calles de una ciudad donde impera el Rock&Roll, con una estética ambigua
que mezcla los años 50 y los 80.
Si os digo la verdad, yo siempre he
querido ser Tom Cody, el antihéroe de esta historia.
oComo
olvidar las escenas paródicas de Top Secret! en
las que Val Kilmer (en su primer largometraje) hace de la estrella del rock
Nick Rivers, parodiando a Elvis
oLa
gamberra Porky’s, la precursora
de las comedias de adolescentes.
Otra escena mítica del cine en una de las mejores películas del genio británico
Esta época es también donde nace el
culto por el cine de ciencia ficción con obras míticas que reflejan los miedos
de la de la Guerra Fría llevándola a lo fantástico, pasto del remake como
Dean Martin, uno de los míticos Rat
Pack (Frank Sinatra, Samy Davis Jr.) cantando en Río Bravo con Ricky Nelson
Y por último, otras películas que
no podemos dejar de nombrar de esta década son el gran musical Cantando bajo la lluvia,
Eva al desnudo o El crepúsculo de los
dioses, película de Billy Wilder en la que se escribe el epitafio de los
antiguos dioses del cine cuando nace esta década tan prolífica; sin dejar de
dar el puntapié necesario a Hollywood.
¡BUENOS DÍAS!
Sin embargo, otro mundo era lo que teníamos en España, nada
que ver con el clima norteamericano. Fiel reflejo de ello es la quizá mejor
película que se hizo en España aquella década: Bienvenido,
Mr. Marshall.
Menuda diferencia
Y en lo que a Literatura se refiere, Rebeca ha
preparado esta selección:
Los contextos en USA y España son completamente
diferentes, la novela de los 50 en España está marcada por la Posguerra y el
realismo social: pretende
-mediante el recuerdo de la guerra y sus secuelas, la actitud crítica, los
personajes colectivos (alienados, explotados, víctimas)- desenmascarar
situaciones sociales injustas en clara correspondencia con las que se suceden
en la realidad de cada día.
En esta ocasión os recomendamos:
Esta edición la leyó un servidor en 1º de B.U.P., con 14 años
Una novela imprescindible es El
Camino de Miguel
Delibes, que inicia la década en 1950 y que es considerada una novela
redonda, que el autor confesó fue la que asentó su estilo narrativo y que casa
en un solo relato temas sociales y personales con el trasfondo de la época de
la posguerra: la infancia, el amor, la muerte y la religión y la sociedad de
clases (ambas muy criticadas por el autor en muchas de sus obras).
Mosén Millán (1953) (más tarde rebautizada como Réquiem por un campesino español en 1960),
de Ramón J.
Sénder, en la que se relata la historia de Paco el del Molino, un
exmonaguillo preocupado por los problemas sociales de su pueblo, que es
asesinado por los señoritos pudientes de la aldea y recordado en su funeral por
el representante del clero, Mosén Millán, que también es responsable de su
muerte. La novela fue escrita en el exilio del autor y es uno de los mayores
exponentes del realismo, una crítica tajante de la sociedad española de la
época, azotada por el fascismo y el miedo (representado en la novela por el
cura y los falangistas), pero donde existía un valiente sentimiento revolucionario,
a pesar del peligro de muerte e incluso habiendo perdido la guerra
(representado en la novela por Paco el del Molino).
Otra novela que representa a la sociedad de la
posguerra española es La Colmena, de Camilo José Cela
y que no puede dejar de leerse para comprender la situación política del país,
desolado por el golpe de estado. Cela es atrevido y se convierte en uno de los
primeros autores que habla abiertamente de la sexualidad, incluidas la
represión sexual (y sus consecuencias) y la homosexualidad. No tiene argumento
ni desenlace, por lo que queda patente la idea del autor de destacar la vida y
anécdotas de los personajes con total realismo, dejando de lado la necesidad de
eclipsarlos y encasillarlos en papeles que verían su personalidad restringida
por la obligatoriedad de que exista una historia de trasfondo.
Mientras tanto, y como decíamos, en USA la
situación es otra, destacaremos el Southern Gothic (Gótico Sureño)
y autores como:
Harper Lee, de Alabama con Matar a un ruiseñor,
referente literario de la lucha social que se iniciaba contra el racismo,
firmemente arraigado en los estados sureños de USA.
Cartel de la película
sobre la novela, con el ya mencionado James Dean.
Y otros autores fuera de este estilo como John Steinbeck
con Al Este
del Edén. Sus obras son referentes literarios y fue ganador del
premio Nobel de Literatura en 1962, James Jones conDe aquí a la eternidad; y por supuesto, no olvidemos On The Road,
de Jack Kerouac y toda
la generación beat. On The Road es una verdadera novela de
culto, donde se narran las peripecias que les ocurren a dos amigos durante sus
diversos viajes por los USA, donde el alcohol, el sexo, las drogas, la música
tienen un verdadero protagonismo, fiel reflejo de la naciente libertad (y
libertinaje) del momento.